sábado, 19 de junio de 2010

Ezra Pound

(Homenaje a Pound en EL LECTOR DE ALMANAQUES)

Aunque, como él mismo dijo, todo hombre tiene derecho a que sus ideas sean examinadas una por una y de manera independiente, resulta complejo considerar las ideas políticas de Ezra Pound, derivadas del crédito social y de sus más que veleidades con el fascismo italiano.

La situación económica internacional ha actualizado sin embargo su crítica a los sistemas monetarios. Nunca ha sido más veces citado su célebre canto “With Usura”.

Yo creo que en lo esencial tenía razón, pero no deja de entristecerme el esfuerzo que un hombre de su talento puso en ello. Me recuerda, salvando las distancias y con arengas de radio incluidas, a las excentricidades de Bobby Fischer.

Me entristece aún más el trato vejatorio que recibió en el Centro de Entrenamiento Disciplinario de Pisa, encerrado en una jaula, expuesto a las inclemencias del tiempo, con cerca de 60 años de edad.

Durante su cautiverio y posterior encierro en el manicomio de San Elizabeth de Washington la poesía y el arte occidental fueron humillados.

Si no es posible escribir poemas después de Auschwitz (Adorno) yo también me niego a llamar civilización a una era que se inició con el hongo nuclear de Hiroshima y encerrando en una celda al hombre que tan generosamente “inventó” a T.S.Eliot (“Il miglior fabro” el mejor hacedor, lo llamó), Hemingway, Joyce, la poesía china, los haikus (“En una estación de metro”) e incluso los elegíacos romanos (Propercio) y los trovadores provenzales (Arnaut Daniel).

Pero, antes que nada, nos interesa el poeta. No es posible escribir poemas de la misma forma después de Pound. Como teórico y ensayista es deslumbrante, me interesa mucho la importancia que otorga a la imagen y al sonido en poesía. Valgan, al respecto, sus célebres consejos imagistas:

-Tratamiento directo de la cosa.
-No emplear palabras que no contribuyan a la presentación.
-Componer según la secuencia de la frase musical, no como un metrónomo.

A mi me gustan mucho sus Cantos (“Cantares” era la traducción castellana que propuso) que vengo leyendo muy poco a poco desde hace años en la espléndida traducción de Vázquez Amaral editada en Cátedra, al cuidado de Javier Coy; pero no se los recomendaría al público en general.

A la manera de Dante se propuso construir la epopeya de la humanidad, una especie de historia universal de la cultura y la política, con su infierno y paraíso. Pero a los cantares los lastra el exceso de erudición, aunque cuando el canto alza el vuelo son sublimes.

Hsce poco he leído este excelente poema de Basil Bunting sobre The Cantos. [En traducción de Jordi Doce, aquí].

Es mejor empezar por los poemas breves o por Cathay que es una delicada recreación de los poemas de Li-Po, de forma semejante a lo que había hecho antes con Propercio en su Homenaje a Sexto Propercio.

El lector interesado puede encontrar una excelente antología bilingüe en el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla al cargo de Antonio Rivero Taravillo quien en breve nos deleitará con sus traducción de Yeats (¡qué mal se ha hecho hasta la fecha!) otro maestro sobre el que Pound ejerció, a pesar de su juventud, una extraordinaria influencia.

Los poemas breves de la edición de Visor, aunque regularmente traducidos por Ernesto Cardenal, tampoco son una mala opción.

Verdaderamente en la jaula del Centro de Detención de Pisa, Ezra Pound encontró su particular círculo del Infierno, por eso, pese a la carga intelectual de su literatura, podríamos ponerlo como Dante o Villon en el grupo de aquellos poetas que han igualado vida (acción) y poesía.

Por otro lado no deja de ser motivo de refexión que la mejor poesía en inglés del siglo XX la compusieran un cuasi clérigo anglicano, un camisa negra y un nigromante irlandés.

El día de difuntos de 1972 una góndola condujo sus restos mortales al Cementerio de San Michel en Venecia, detrás y a lo lejos, en la atmósfera turneriana y brumosa de los “densos canales” (Gimferrer) quedaba la Dogana, en cuyos escalones se sentaba en su juventud porque “las góndolas costaban mucho ese año”.

Meses antes y con motivo de una entrevista le había preguntado al periodista español Eugenio Montes: “¿Cantan aún los gallos del Cid en Medinaceli?”


(ACTUALIZACIÓN DE EL LECTOR DE ALMANAQUES)

3 comentarios:

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Vida eterna al viejo Ezra, el "loco", el cuerdo.

Anónimo dijo...

Merecido y siempre oportuno reivindicar a los grandes. Es magnífico el poema de Bunting, la segunda vez que lo leí, cuando me lo recordaste lo imprimí para Ana porque me sobrecogió de verdad, qué rotundo y soberbio. ¿Crees que la clave estaría en hacer aún mejores antologías? Que yo sepa no está editada en español la antología que él mismo elaboró de sus cantos, yo tengo una edición neoyorkina por casualidad. Ahh, y qué tal fue la presentación, un abrazo,
Alberto

José María JURADO dijo...

Eterna sí, gracias Antonio, un lujo.

Alberto, la presentación bien, hay mucha bibliografía poundiana, quien quiere llegar, llega. Muchos idiomas no cuentan ni siquiera con la traducción de los Cantos.

Y lo de Bunting, imaginistamente meridiano.

 
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