sábado, 26 de marzo de 2011

La gran ola de Kanagawa


Tras el terremoto me  ha parecido oportuno guardar un silencio solemne, ya habrá tiempo de retomar el sudoku de los haikus. Por casualidad, revisando algunas notas de EL LECTOR DE ALMANAQUES trade mark, me he encontrado con este texto, escrito en  mayo de 2008 y que había arrojado al cieno del olvido,  por parecerme excesivamente culturalista, como algún buen amigo me hizo ver.

Es un homenaje a Hokusai y a la fascinación que me produjo entonces su serie de 36 visiones del Monte Fuji, de donde procede el famoso cuadro de la ola. Siempre he creído, con los clásicos, que el poeta verdadero tiene dotes de vidente y aun de clarividente, afortunadamente no va a ser el caso, lo siento por mí, pero me alegro por Japón y por la energía nuclear, que tanta falta nos hace.




10 de mayo.
Muerte de Hokusai

Cuando rompa la ola trepidante, cuando el azul de Prusia y la espuma del cerezo cubran las laderas del blanco Fujiyama y la áurea espiral del pétalo y la nieve precipite su término en sí misma, avisad a los cuatro Samuráis:

al Señor del Fuego que mora en el Volcán, el que agita las brasas bajo el hielo perpetuo, tinta hirviente y roja; 

al Señor del Agua que medita en la choza y contempla la Cumbre reflejada en el lago, tinta verde y fría;

al Señor del Viento que acaricia los árboles frondosos de la Cima, tinta rosa de almendro, abeto despeinado;

al Señor de la Tierra al pie de la Montaña, el que da el arroz y la hoja del té, tinta negra, fértil y encharcada. 

Porque entonces, cuando la catarata azul se desmorone, entre vapores de lluvia y estruendos del océano, será el silencio Zen del mundo, el final de los instantes escogidos y habrá que levantar un santuario nuevo, una nueva morada del Espíritu para los cuatro elementos de Occidente: la puerta donde aúllen los silencios unánimes del átomo.

(El Kimono desgarrado de Madame Butterfly se mece en la bahía de Nagasaki, como un paisaje flotante de Hokusai desteñido por el mar: en las flores de seda están naciendo luces electrónicas.)


En una interesante conversación surgió la cuestión del diferente tratamiento que ha dado Occidente a los terremotos de Haití y del Japón,  como de Occidente no entiendo, pero sufro su decadencia, quiero recordar lo que se dijo aquí de la tragedia de Haití.

3 comentarios:

Las hojas del roble dijo...

No words, que diría un inglés

L.C. dijo...

Hay que saber de muchas cosas y tener mucha imaginación para en tan pocas palabras sacar a relucir a Madam Butterfly, enlazarlo con la cuaresma y traerlo a colación del arte y la tragedia de Japón. Pero las imágenes (ahora verbales) no dejan de impactar.

José María JURADO dijo...

Mil gracias a los dos, amigos.

 
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