martes, 19 de abril de 2011

Martes Santo

Han vuelto las oscuras golondrinas, la madreselva tupida de la tarde ha tejido arabescos en el viejo ladrillo de la torre de la ciudad. De la alta y angosta fachada de la iglesia cercana, cuya espadaña se alza como una  cruz de cal sobre los libres palomares de un cielo de Tiépolo, salen chisteras de ruán, largos sombreros de romántica copa. Por el largo y estrecho paralelismo de los naranjos neogóticos la manzana mordida de la luna imprime a la mirada una exaltación vertical, la pincelada espiritual del Greco. Los pasos de Santa Cruz son pequeños y melancólicos como un nocturno de Chopin, agudos y finos como los dardos del amor, y dejan tras de sí un reguero azul de estrellas.  Misericordia y Dolor, rumor de besos y batir de alas, queda el alma ensoñada como una bella durmiente esperando la mano de fuego de la Resurrección.

1 comentario:

eterso dijo...

Esperemos que el tiempo respete el stabat mater y las pinturas góticas del canasto.

 
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