Del agua,
sumergida en un lecho de plantas invisibles
donde hunde la sandalia un soldado de Roma,
escindida en la linfa insondable del tiempo
con la trenza partida para los dos abismos.
Entre el ser y la nada del museo y las termas
donde agita una mano y los ojos sonríen,
rodeada de flores que espantan al vacío
de su cuerpo de piedra al fin de los milenios,
mientras rueda una gota por la hoja de mármol
como brilla una estrella o se apaga una luz.
[De Tríptico Pagano]
2 comentarios:
Desde luego, la belleza es una gran verdad. Al principio y al final de todos los milenios.
¡Belleza que yo he visto no te borres ya nunca! (JRJ)
Gracias Olga, ha venido mucha gente al museo.
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