martes, 10 de enero de 2012

El beso de Klimt

(Epitalamio)

Al tiempo que el amor se hizo la luz:
resplandecía
sobre un fondo de estrellas imantadas
el éxtasis del oro y de la aurora.
Ceremonia del gozo para incendiar la noche,
antorcha de laurel, ascua del lirio,
casulla radiante del silencio sonoro.

¡Ven, Himeneo, ven; ven Himeneo!

Hundidas las raíces en el éter
que suavemente roza al cáliz ígneo,
nace un lecho de plantas trepadoras,
de la nada germinan, del amor.
Tapiz para la cópula sagrada,
polen brillante para las anunciaciones.

¡Ven, Himeneo, ven; ven Himeneo!

Al altar del amor y de la luz,
al principio del ser, a la caricia
del tiempo y la materia,
a la conciencia,
de todo cuanto es, cuanto no es,
a la simple armonía
que da la Vida Eterna.

¡Ven, Himeneo, ven; ven Himeneo!


3 comentarios:

Jesús Cotta Lobato dijo...

¡Estupendo! Esto hay que cantarlo.

Mora Fandos dijo...

Esta alta dicción, sostenida, limpia... me ha gustado mucho.

José María JURADO dijo...

Muchas gracias, Jesús. Busquemos música.

Muchas gracias, José Manuel, ya va quedando menos para tu presentación en Sevilla.

 
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