jueves, 15 de marzo de 2018

Diez Canciones Alemanas


Doy aquí juntas las diez canciones, a las que antepongo esta nota aclaratoria:


Diez canciones alemanas 

He intentado remedar con estas canciones alemanas, aunque muy lejos de su gracia área y romántica, la métrica y el tono del lied romántico alemán. Por eso he trabajado particularmente la rima consonante y sencilla de los poemas de Heine, cuya construcción adolecía ya en su tiempo de cierto envejecimiento al que él no era ajeno,  y que Bécquer transportó al castellano con la delicadeza de sus asonancias. La rima consonante cubre aún todo el simbolismo alemán, está en Hoffmanstahl, en Stefan George y se da en todas las etapas de la poesía de Rilke, hasta el final de los nuevos poemas; aunque reaparece en los Sonetos a Orfeo y, con gracia área, en sus últimos y breves poemas en francés. Como es sabido de la fusión de la poesía y la música surge en el ámbito germánico el Lied, como el género poético y musical más profundo. Schubert, Schumann, Brahms o Hugo Wolff, quien compuso lieder sobre poemas de Lope de Vega y Calderón en su cancionero español, fueron los maestros de una tradición gloriosa que alcanza su cumbre en el siglo XX con “Las canciones de los niños muertos” de Mahler y, sobre todo, los “Vier lezte Lieder”, las cuatro últimas canciones de Richard Strauss -cumbre de la música tonal de todos los tiempos-, quienes retoman el género desde el fulgor irisado y orquestal de los Wesendonck Lieder de Wagner.

Quien ha estudiado, aunque sea brevemente, la lengua alemana, sabe que no es una “boutade”, la afirmación de Borges sobre que es el idioma más bello y musical de la tierra. La trágica herida de la primera mitad del siglo XX proyectará aún, sin embargo, mucha sombra sobre el lirismo germánico, musical y poético y es natural que el oído común escuche en estas palabras del bosque y de la nieve, el aullido de los trenes del espanto.

Estas diez canciones están, pues, incompletas, sin su música, pero no esta la que aún está por componerse y que ofrecemos a un improbable cantor, sino la del imposible e hipotético poema alemán que les ha dado origen: yo no sé escribir ni pensar en alemán, pero sí he aprendido a sentir en este idioma, sobre todo y por fidelidad a la casa de Habsurgo, con acento austríaco.

La música que en nuestro idioma se parece más a la melodía alemana del romanticismo es la de San Juan de la Cruz, lo que fácilmente se comprende porque nuestro místico es armonía y alma pura. Muy lejos de ese altísimo vuelo, nuestro gallináceo intento no ha renunciado, sin embargo, a mirar a este sol: despeñarse fatalmente como Ícaro es el sino del poeta moderno.

        I


Der Gesang
                        (El canto)

¿De dónde nace el don
misterioso del canto,
la gracia y el espanto
que se vuelve canción?

Desciende al corazón,
crece en la inteligencia,
pero no existe ciencia
para tanta razón.

         II

Die Seele
                   (El alma)

En la caverna honda,
Altamira del alma
hay una fuente en calma
donde bebe Platón

y una oscura anaconda
que en lo profundo agita
la espuma de Afrodita
de una turbia Pasión.


         III

Die Nacht
                   (La noche)

Es la noche sagrada
antigua y numinosa,
la noche es una diosa
por un dios adorada



¡Oh noche transparente
de ébano y de luna
tu sueñas en mi frente
de la muerte a la cuna!

              IV

Der Wald
                   (El bosque)

Son largos los caminos
e inciertos los senderos
que conducen el ser
hacia el ser verdadero.

En el claro profundo
sobre la hierba verde
la conciencia se pierde
por encima del mundo.

              V

Der Mond
                   (La luna)

He heredado la herida
de la luna en el cielo
y su ingrávido velo
ha imantado mi vida.

Bajo su influjo errante
misterioso y arcano
soy un ser más lejano,
una sombra distante.

              VI

Der Tod
                   (La muerte)

Compañera de cuna,
tú has nacido conmigo,
bajo la extraña luna
eres mi único abrigo.

Cuando llegue la noche
y me acoja en su seno
te abrazaré sereno
sin un solo reproche.



              VII

Der Vogel
                   (El pájaro)

¿Quién levanta este canto
de la apacible fronda?
¿Es jilguero o alondra
el dueño del encanto?

Anochece el cantor,
pero no la voz honda,
el eco de su onda
¿es mirlo o ruiseñor?

              VIII

Die Blume
                   (La flor)

Me han herido las luces
de tus párpados ciegos,
los pétalos de fuego
por los que me conduces.

En ti vibran los astros
y se asciende al abismo
a su fondo me arrastro,
más lejos de mí mismo.



              IX

Der  Frühling
                            (Primavera)

¡Ven pronto, primavera
y  retira el sudario
de la carne que espera
arder en tu sagrario!

Estás en todo el cielo
y  en las nubes a lo alto,
¡aparta el blanco velo
y arrójate al gran salto!

Desciende con la lluvia
sobre la tierra entera
derrama tu luz rubia.
¡Ven pronto, primavera!

              X

Winterreise
                            (Viaje de invierno)

Por  el fango y la nieve
bajo un cielo en ruinas
con un paso  muy breve
un anciano camina.

Primavera no vino
ni volvieron las flores,
racimos de dolores
helaron mi destino.

Roto el velo del hielo
y disuelto en la bruma
de los mares profundos
volveré a ser la espuma
que golpee los cielos
hasta el fin de los mundos.


Caspar David Friedrich, "El caminante sobre el mar de niebla".


2 comentarios:

Sergio Fernández Salvador dijo...

Magníficas. Y sobre la dulzura de la lengua germana, baste decir que Bach hablaba con Dios en alemán.

José María JURADO dijo...

Muchas gracias, Sergio y qué bonito lo de Bach.

 
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