Ya en Viena.
Nuestro hotel, frente al Instituto Químico, junto al Josephinum, es decir, la Academia de Medicina, en el distrito universitario, fue durante un curso el domicilio nada menos que de Kurt Godel, el genial matemático, el mejor amigo en Princeton de Albert Einstein.
Desconocíamos este particular, llegamos ya de noche, tras un vuelo demorado por las tormentas en Centroeuropa y nada más bajarnos del taxi nos recibió esta placa de mármol en el umbral del decimonónico Hotel Atlanta - techos altos, molduras, paredes forradas de tela, Belle Époque.
"Kurt Gödel 1906–1978
Der bedeutendste Logiker seiner Zeit wohnte hier als Student der Mathematik und Philosophie
vom 6.10.1927 bis zum 1.7.1928"
Der bedeutendste Logiker seiner Zeit wohnte hier als Student der Mathematik und Philosophie
vom 6.10.1927 bis zum 1.7.1928"
(Godel, el más renombrado lógico de su tiempo vivió aquí como estudiante de matemáticas y filosofía.)
Amanece muy pronto, pero no cabe duda de que esta luz brumosa, este tejado de pizarra y esta cúpula de bronce del Instituto Químico nos hablan del mundo de ayer.
Es imposible no pensar que un resto de inteligencia espiritual debe quedar aún en el lugar donde la mente más poderosa de su tiempo, y acaso de todos los tiempos, celebró las operaciones mentales más complejas que determinaron la imposibilidad de las matemáticas para representar la realidad, abriendo un sendero, nuevo y oscuro, equivalente a la mecánica cuántica, para interpretar el mundo de las ideas.
Ya estamos en Viena, quiero decir, en casa.
Instituto Químico de Viena |
Placa en conmemoración de Kurt Gödel |
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