En las convicciones, ya sean ideológicas, religiosas o de género, es imposible no desfallecer, nadie es tenaz sin interrupción.
Esto lo comprendió pronto el cristianismo y moduló para ello el sacramento de la confesión, aunque en los momentos más álgidos de la teocracia medieval o barroca se incurriera, con discutible intensidad, en la ordalía, la delación o el auto de fe para purgar los pecados de los otros.
Siempre ha dominado un pensamiento único, quien se saliera de la áurea norma griega debía suicidarse con cicuta, a quien le diera por judaizar se las tenía que ver con el Santo Oficio.
Ahora estamos en lo mismo, diariamente arden las hogueras de Twitter y los influencers de la moderna ideología, viven con el pánico de ser linchados en las pantallas o inmortalizados en Instagram con el sambenito de su pecado.
Como sucedía a los primeros cristianos, ningún ecologista puede hoy, pongo por caso, permitirse la humana debilidad de no reciclar un día -la alfombra de los Goya en el contenedor de basura orgánica.
Parece que nuestro tiempo hubiera adoptado el aquelarre público con el que se hozaba Stalin y toda la vieja guardia comunista: si uno se equivoca la única salida posible es la pública retractación, la reeducación del alma pequeñoburguesa.
"No volverá a suceder", que dijo el Monarca, como hubiera dicho Lus XVI en el Cadalso, de haber tenido ocasión, que no la tuvo.
Es injusto, el progre tiene también derecho a pecar como los católicos: a sucumbir a un venial micromachismo o a una intolerancia puntual.
¡Si ahora hasta el Papa, que es el único que nos puede perdonar a todos, tiene que pedir perdón por un pellizquito de monja a una feligresa exaltada!
Deberían crearse confesionarios públicos, para que por ejemplo los mandarines de Galapagar no tuvieran que someter a referéndum su moral, quiero decir su ética.
-Ave Greta Purísima
-Sin ozono concebida.
-Me confieso, camarada, de haber visto una corrida de toros.
-Pero ¿a quién se le ocurre, hijo? Te ves tres intermedios de Wyoming y no peques más. Se lo ofreces al cambio climático.
Más o menos así.
Os dejo que tengo que ver unos anuncios de la Sexta para salvar algunas ánimas del Purgatorio Progre.
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