domingo, 12 de abril de 2020

La verdad y el evangelio

Escucho el Evangelio desde Roma, el de San Juan, que en este fragmento habla de sí mismo y su carrera al sepulcro con Pedro:

+++++++++++++++

"Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.

Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.

Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,

y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó."

++++++++++++++++

Lo acaso sucedido pertenece al ámbito de la fe. No hay ninguna ley física que lo sustente.

Pero sobre la veracidad de lo que estos hombres y mujeres reportaron no puede haber ninguna duda, nadie hace una descripción de una carrera como esta, si no es verdadera.

Carece de la solemnidad de las crónicas de los reyes, parece contada a la luz de la lumbre de una casita en Patmos.

Los Evangelios incurren muchas veces en estos detalle de verosimilitud que no tienen sin embargo las sagas y los anales.

Decir "la fe de nuestros mayores" nos remonta en línea recta hasta la Palestina del siglo I, esta es la tradición, que es fuente también de teología.

El Cristianismo no es solo una religión revelada, como la judía o la islámica, es una fe transmitida y sustentada en el testimonio -verosímil como la carrera de Pedro y Juan- de algunos hombres buenos.

No hay comentarios:

 
/* Use this with templates/template-twocol.html */