Dos noches después de la muerte de mi padre se me apareció en sueños, me miraba con mucho cariño sentado en un gran sofá.
-Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?- Recuerdo que le dije.
-Claro, dime, hijo.
-Ahora que has muerto, ¿existe Dios?
-Claro que existe.
-¿Y cómo es Dios, papá?
-Todavía no lo sé, pero no te preocupes que yo te espero. Vamos a ir a conocerlo juntos.
{Esta conversación tuvo lugar exactamente tal y como la he transcrito, no he añadido ni un gramo de literatura. Fue real, como acaso solo puedan serlo los sueños}
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