Estos días parece la ciudad más Venecia o Lisboa que la dionisíaca Sevilla.
Cubiertas por la leve gasa de la decadencia, se ha posado en las calles y casas una belleza más triste que melancólica, más melancólica que indolente.
A ratos nos parece caminar por la ciudad del diecinueve, diezmada por el cólera: el cielo inaccesible como un largo sombrero de romántica copa
No nos extrañaría cruzarnos ahora, a la vuelta de una esquina, con un adolescente Bécquer.
Mirad su sombra alejarse, lleva madreselvas y alas de golondrinas oscuras en los ojos.
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