martes, 27 de octubre de 2020

Los inmortales

Ni lo lejos que queda del universo, que otros llaman Sevilla, la Casa de los Poetas, ni que la calle Becas esté más agujereada y levantada que Beirut en días de pandemia, ni el estado de alarma ni el toque de queda, ni la negrura de la noche o el frío ha impedido que se llenara esta tarde el limitado aforo de cuarenta escogidos por orden de llegada -me cupo el dudoso honor de ser el último en entrar, y me dio pena que se quedara gente fuera más necesitada de poesía que yo- a la mesa redonda sobre la Sevilla de los Bécquer. 

Claro que se celebraba en su barrio, en Santa Clara. 

Yo creo -y se ha notado en el lucimiento posterior de la ronda de preguntas- que todos los que estaban en el público eran familia de los Bécquer, de hecho a los varones, por debajo de la pandemia (mascarilla) les asomaba la perilla, y a las mujeres el abanico y el batir de alas.

Cuando no había toque de queda ni virus la casa de los poetas estaba muchas veces vacía, sobre todo si actuábamos los mortales, pero ahora se llena. 

También la vi llena con Verlaine. 

Y es que aunque muchos piensen que no, la poesía, la Poesía verdadera, interesa a mucha gente. 

Sobre todo si es cosa de inmortales.



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