En esta imagen no se habían perdido los cielos todavía. Ninguna torre asesinaba el cielo. Con sus barcos de vapor y sus barcos de vela, ya con el Puente de Triana y la leve humareda de la fábrica de la Cartuja, nunca fue más bella Sevilla que a mediados del siglo XIX. Antes de la mal llamada "gloriosa", revolución que anticipó los estruendos del siglo XX... Aún con sus puertas y casi su muralla, así la dejó Bécquer, hacia 1854, camino de Madrid.
miércoles, 28 de octubre de 2020
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