Poeta

¿Puede alguien llamarse a sí mismo poeta?

Antes creía que no, pero no pienso ahora sí.

Un poeta que reniega, aunque sea por vergüenza, de la poesía, es como un santo que renegara de la bondad.

Si bien se mira hay más vanidad en quitarse el marbete que en ponérselo.

¿Pues no es acaso un don como la inteligencia o la belleza que uno no puede sino aceptar aunque sea a cambio de belleza y dolor?

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"El Poeta es semejante al príncipe de las nubes

que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;

desterrado en el suelo en medio de las burlas,

sus alas de gigante le impiden caminar."

Cuando Baudelaire escribió EL ALBATROS qué bien nos hizo a cuantos poetas haya habido en el mundo.

Lo mismo que Baudelaire le rezaba a Poe, muchas noches he rezado estos versos de Baudelaire porque desde que los leí me dieron igual las chanzas, burlas y zancadillas ajenas.

En el comercio con la vida, de la universidad a la oficina, tiene el poeta -extraño, solitario, ajeno- siempre las de perder.

Pero qué lejos la derrota cuando las alas poderosas baten y asciende el alma a los espacios infinitos desde donde el mundo es apenas una mota de polvo.