Vivir es ver volver, dijo Azorín.
Y no es otra la experiencia de la paternidad, revisar -algo más lejos- otra vez la vida desde el principio.
Escucha ahora Inés (14) a Los Beatles con la misma emoción y entusiasmo con que los escuché yo a su edad.
Y vuelve uno a sentir esa emoción de feliz inocencia, de mundo recién hecho, que creía perdida y que se avista aún con más fulgor.
¿Compararé a LOS BEATLES con Mozart o Beethoven?
No. Los compararé acaso con una mañana de verano.
Una mañana triunfante de la juventud.
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