miércoles, 11 de mayo de 2022

Dietario de Semana Santa 2022 (II)

Aquí, el Domingo de Ramos

Lunes Santo

Surgió, del frío centro de una noche trágicamente metida en lluvia, el angosto martinete de la saeta. Perspectiva imposible de balcón y fragua herrada, verja y varal del cante que vuela ciego a Dios, aquí la Virgen, la blanquísima Virgen de San Gonzalo, como un manto de palomas sobre la noche acuática. No había sido sin embargo certera la flecha y su quejido, su retorcido ayayayay tembló sobre la calle y fue a caer en algún charco, como la vara de fuego de un cohete que había hecho su ruido, su lamento de agonía con la mecha mojada, pero suficiente para prender su explosión sobre la multitud que apenas intentó un aplauso... cuando, de repente, con el timbre melismático de una criatura de pecho se alzó el ayayayay más puro desde el oscuro ventanuco de un carrito donde unos padres sorprendidos portaban a un niño de no más de dos años. Emulando el dardo impreciso del cantaor rebajado, alzando su pulmonería infantil sobre la capota de su jardinera, hizo su saeta, su ayayaayay imitativo y fue así su primera palabra pública en el ágora no el chapurreado llamado a la "mamá", sino una flecha legítima, una saeta de amor purificado que como un gorrión alzó su vuelo y fue halcón en el pecho de la Hija de su Hijo. 

Y un clamor de pañuelos blancos, como aquellos de Manuel Torres, se alzó sobre los reflejos de plata de la calle Arfe, custodia del milagro de una saeta infantil.

Lunes Santo

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