lunes, 13 de julio de 2020

La metamorfosis de las plantas

Portentosa es la edición que ha hecho la editorial Atalanta del más perdurable trabajo científico de aquel semidiós que fue Johan Wolfgang von Goethe, LA METAMORFOSIS DE LAS PLANTAS. 

Es una triple joya: bibliográfica, botánica y literaria.

Acompañan al texto, ilustrando cada referencia de Goethe, imágenes espectaculares hechas ex-profeso para esta edición modélica.

Con todo, lo más fascinante del volumen -a lo que sin duda ha contribuido su traductora, Isabel Hernández- es la claridad expresiva del genio alemán. La obra, cuyo rigor científico fue celebrado en su época y que proporcionó a su autor los más dichosos instantes de su vida según dejó dicho en más de una ocasión, está escrita en forma de breves epígrafes enumerados. Cada uno de ellos se centra, prolijamente, en el desarrollo secuencial de la hoja, el único órgano auténtico que distingue en la planta Goethe, en su devenir hacia las distintas formas vegetales (flor, tallo, raíz).

Si desde un punto de vista de la biología molecular la exposición de Goethe carecería hoy de interés, no es menos cierto que su metamorfosis no deja de ser una relectura, a alto nivel -metafísico si se quiere- de la decodificación genética. Sin las herramientas de hoy sustituye la descripción microscópica por una visión de la ascensión y expansión de los fluidos vegetales que obedecería a una voluntad -recordemos ese otro prodigio científico y lírico que es "La inteligencia de las flores" de Maeterlinck- de reconciliación reproductiva entre contrarios que conforman una unidad (1).

Deudora de una visión panteísta de la naturaleza fundada por Spinoza el libro anticipa una visión unitaria del Cosmos que alcanzaría su esplendor en la obra de Humboldt que tanto admiró la explicación botánica goethiana.

Unas oportunas notas finales nos ilustran sobre la distinción que el genio alemán mantenía entre ENTENDIMIENTO y RAZÓN, conceptos procedentes de Kant. A través del entendimiento nos formamos una visión fenomenológica del mundo, la razón en cambio nos permitiría reinterpretar este conocimiento hasta remontarnos a una divinidad original, explicación del todo.

Muy respetuoso con el método científico en su desarrollo, Goethe sostenía que  la ciencia carecía de  "razón" y aquí hay que entender por "razón", como decíamos, una visión poética que permita remontarse desde el dato cuantitativo hasta la verdad moral.

Las bellísimas descripciones de Goethe -que evidencian un ojo especialista del que cualquier aficionado a la botánica aprenderá muchísimo- tienen ese ethos lírico del que el científico-poeta estaba investido.

No en vano los editores han colocado al frente de la edición el poema que con el mismo título que su obra científica dedicó a asunto: Die Metamorphose der Pflanzen y que no es sino la exposición poética -en ese anhelo por fusionar ciencia y poesía, entendimiento y razón,-de su investigación y que termina con la misma conclusión que sus indagaciones:

(1)"El sagrado amor se afana en alcanzar el supremo fruto de idénticas ideas, de idéntico aspecto de las cosas, para que en armónica contemplación se una la pareja y encuentre así el mundo supremo."

No hay comentarios:

 
/* Use this with templates/template-twocol.html */