lunes, 4 de enero de 2021

El color (lírico) del dinero

Cuando un poeta dice que una editorial "apuesta" por él lo que quiere decir, salvo excepción, es que el pobre ha apostado su dinero por la editorial.
Editoriales que, por cierto, son la banca de este juego porque nunca -aunque afirmen lo contrario- pierden; todo lo más, ganan poco, o menos de lo que querrían, como todos.
Todo el dinero que se mete en la poesía está perdido de antemano, así que lo que se gasta una editorial en poesía, si se lo gasta, es parte de las regalías pasadas o de la bolsa de la beneficencia, es decir a fondo perdido.
¿Perdido?
Dinero no ganan, claro, pero ganan influencias, presencia en medios y redes, prestigio, traductores de gratis, reseñistas aplicados, asistentes a presentaciones, miembros en los jurados de los premios, etc...
En esta mascarada participamos todos, y no difiere del resto de mascaradas de la vida, siempre que se sea consciente de cuál es la posición de uno y si le trae cuenta o no rodar cuesta abajo en los hulahops del poder.
No, la edición de poesía -no la poesía- no es ni buena, ni noble ni sagrada, si esto ya era así en los días de Propercio, ¿cómo no habría de serlo en los felices días de Glück? 

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