Estaba yo echado, esplendor en la yerba, bajo cuatro olivos centenarios, leyendo en un parque de Pino Montano, cuando se me ha acercado un pequeño a preguntarme, de la mano de su madre, que por qué estaba solo.
Le preocupaba, como al niño del cuento del "Gigante Egoísta", de Wilde, que yo no tuviera amigos.
"¡Qué corazón más grande tienes -le dije- y qué suerte la mía que además de los amigos que me acompañan en el libro hoy tengo un amigo más!"

1 comentario:
Qué bonito lo que me cuentas, en efecto, la vida es ahora.
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