sábado, 3 de abril de 2021

Molinos de Alcalá

 

Me gustaría decirlo con un poema y acaso lo haga, pero si algo recordaremos de esta Semana Santa serán los "Encantamientos del Viernes Santo", no los del Parsifal wagneriano, sino el de los paisajes infinitos del Pinar de Oromana y los molinos de agua de Alcalá de los Panaderos.
He viajado a la China a ver pabellones y pagodas reflejarse sobre el Lago del Oeste en Hangzhou, he visto los castillos del Rhin asomarse al cauce del gran río de Alemania como en un cuento de Hadas, he admirado los dorados palacios de Venecia duplicados en el espejo del Gran Canal, pero en verdad os digo que no eran superior en belleza a la de esta mañana radiante cuando los molinos de Alcalá, blancura de cal y harina, se miraban en el espejo del río Guadaíra, bajo la cúpula del cielo y los pinares de Oromana.
En el silencio del mediodía, solo roto por bandadas de patos multicolores, la vida -olvidada de la pandemia- era más alta y soleada, tan intensa que podía sentirse la mano de Dios sobre las cosas recién hechas, como el pan...


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