viernes, 14 de mayo de 2021

Apocalipsis Now


El escenario pandémico era para todos (excepto, parece ser, para Bill Gates), algo inconcebible. De tal magnitud en su irrealidad e intensidad que aún hoy no salimos del asombro y solo pensar en lo sucedido hace temblar las fibras del pensamiento y el espíritu.
En perspectiva histórica, sin embargo, lo que se evidencia es que los peores escenarios de la imaginación son probables, no es la primera vez que pasamos por ellos: desde la destrucción de las torres gemelas a la explosión de la bomba atómica o el terremoto cósmico de Lisboa que hizo desplomarse la catedral teológica del barroco.
Esto por no hablar de la llegada y comercio con otro mundo, que aconteció primeramente en 1492 cuando Sevilla era Cabo Kennedy. En general la humanidad lo llevó bien, -la de este lado del charco claro, la que allí murió de viruelas es otro cantar, aunque vaya eso a cambio de los caníbales de los que se libraron- pero el impacto tuvo que ser extraterrestre.
Así, si retrocedemos en el tiempo y leemos las crónicas de prodigios pasados de los que no tenemos evidencias materiales (no sería el caso del Vesubio y las ruinas de Pompeya y Herculano, ampliamente documentadas) : desde carros de fuego que surcan el espacio a las plagas bíblicas, diluvio universal incluido. Si retrocedemos, digo, y revisamos esos textos habría que concederles -narraban lo que no podían explicar- mayor verosimilitud histórica de las que normalmente se les otorga.
Resumiendo, desde las mitologías aztecas, a los más oscuros libros de la Biblia, desde la Ilíada de Homero a la claridad evangélica -escritos por hombres asombrados como nosotros- los fenómenos consignados no son o no pueden ser producto de nuestra imaginación.
Toda mitología es, pues, hija de un estado de alarma y, en lo esencial, verdadera.
Es decir que -al margen de la fe religiosa de cada cual- lo que se cuenta en la Biblia obedece a una realidad tan extraña como la que suscita su lectura.
Extrañeza que explica por qué un libro o un conjunto de libros cambia el mundo.
Extrañeza que nos debería hacer leer el libro del Apocalipsis con el mayor intéres.
Avisados quedáis.


IMAGEN: Comentarios al Apocalipisis del Beato de Liébana.


 
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