Pasan los años y no deja de ser uno el niño arrumbado en el recreo de la vida.
Esto no tendría por qué haber sido así.
Pero la realidad es que es así y no mejora nunca: ni en lo literario, ni en lo profesional, ni en lo humano.
No sé si aceptamos con demasiada resignación esa fatalidad irremediable de que la imaginación o la sensibilidad brotan necesariamente de la soledad o el dolor.
Lleva uno toda su existencia destilando ese vapor espirituoso que lo embriaga y lo hace avanzar a través de los desiertos de la vida considerándose, claro, feliz por tantos dones, pero conociéndose íntimamente ajeno a la crueldad eterna del mundo.
Pero la realidad, cuando uno la contempla, recuerda a aquel verso de Lorca en poeta en NY "que la vida no es noble, ni buena, ni sagrada".
Ahora, existe la belleza, existe la poesía, afortunadamente no estamos nunca solos en el mundo.
Y avanzamos, eso lo sé, estoy seguro, por el camino del Amor.
IMAGEN: La transcripción de este pensamiento en CUARESMA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario