viernes, 18 de junio de 2021

Marcelino

Es tan portentoso el genio de Menéndez Pelayo, Google antes de Google, que en cualquier país sería objeto de admiración y estudio constante, siquiera como un inigualado monstruo de la naturaleza.

Ahora sólo se recuerda su catolicismo, que quieren llamar reacción, pero no que el Congreso y el Senado cambiaron, sólo para él, la ley que le permitiera acceder a oposiciones a cátedra con ¡21 años!
Que dominara y tradujera de ocho idiomas o que en 56 años de vida escribiera unas obras completas de 67 tomos.
Siempre he sostenido que el Borges de las elucubraciones inquisitoriales y teológicas procede, vía Unamuno, de la "Historia de los heterodoxos españoles" y ese estudio de estilo aún está por hacer.
Es admirable también como combatió el Krausismo que luego fue pensamiento único y que fue mejor en sus personajes, Fraud, Giner que en sus teóricos, Salmerón, Sanz del Río.
Salmerón, de innoble recuerdo por más que quieran salvarlo los apologetas, si los hay, de la Primera República, suspendió, por suspenderlo a él, a todo el curso de Metafísica, pero don Marcelino trasladó ese mismo verano, echándole redaños, la matrícula a Valladolid y examinose en septiembre resultando a la postre Premio Extraordinario de Humanidades con 20 años, doctor con 21 y catedrático.
He rescatado del olvido estos seis tomos de la Historia de las Ideas Estéticas en España, edición de 1940, y es ahora esta biblioteca más buena y más noble.
Y pensar en aquella infeliz y malvada directora que quiso derribar, BLACK LIVES MATTER, avant la lettre, la estatua de Don Marcelino en la Biblioteca Nacional...



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