martes, 26 de agosto de 2008

Una Olimpiada de Almanaques

Desde la escritura y publicación electrónica del primer texto de EL LECTOR DE ALMANAQUES, el 24 de Agosto del 2004, ha transcurrido, exactamente, una Olimpiada. A día de hoy esta obra en marcha consta de 245 poemas en prosa (aunque yo prefiero llamarlos, más sencillamente, “almanaques”), aún estamos lejos de la propuesta meta de cubrir un año bisiesto e intemporal de 366 efemérides, pero las casi 50.000 visitas de estos cuatro año y el cariño de muchos lectores y amigos, la hacen más cercana.

Quiero hacer recuento y un pequeño memorial de agradecimientos y enlaces electrónicos.

Santos Domínguez fue el primero en saludar públicamente esta página, la labor crítica y de información diaria que realiza en su revista electrónica Encuentros de Lecturas es admirable (es un lector babélico e inagotable). Los avisados hace mucho que saben que esta publicación es una referencia para conocer lo que sucede en el panorama de la edición en español. Los lectores de poesía sabemos también que estamos ante una voz lírica honda y perdurable, de frutos cada vez más asombrosos.

Francisco Silvera (un excelente prosista, con una reveladora visión del mundo siempre desde un ángulo turbio e inquietante) y la Diputación de Huelva (la provincia en la que pasé los días más felices de mi infancia) me publicaron una muy cuidada plaquette con una selección de almanaques en el ámbito del Trienio Zenobia-Juan Ramón Jiménez con la que me pude unir, modestamente, al homenaje siempre debido al gran lírico español.

Tras la edición de esta plaquette han sido muy generosos, con sus envíos y comentarios: Caballero Bonald, Luis Alberto de Cuenca, Félix Grande, Aquilino Duque, Víctor García de la Concha, Santiago Castelo y Miguel García-Posada, todos ellos maestros de obra larga y magnífica.

También he podido retomar o dar principio a amistades literarias como la de Basilio Sánchez, José Ángel Cilleruelo, Alberto Carpio, José Manuel Díez, Carlos Martínez Aguirre, Jesús Cotta, José Manuel Gómez, Fidel Villegas, Jesús Beades y Antonio Rivero Taravillo.

Ramón Loureiro, autor de “Las Galeras de Normandía” (una gran novela, entre el Cela de Madera de Boj y las alucinadas fábulas de Cunqueiro o Perucho) le dedicó una columna en La Voz de Galicia que recibí como un regalo inmerecido.

Pablo Pámpano hizo con algunos de los textos unas preciosas ilustraciones, es un proyecto que queda abierto y que ojalá podamos retomar.

En el 2007 me presenté al Adonáis, para mi asombro quedé finalista, quiero dejar constancia de mi gratitud hacia el jurado, especialmente a Julio Martínez Mesanza cuya poesía se está haciendo pensamiento en su blog y que es tan buena persona como mejor poeta, lo que ya es difícil, pues es otro de los grandes.

Gracias también a Ángel Sody que me publicó en Ateneu y a Francisco Hurtado que hizo lo propio en Hermano Papel.

Gracias a los amigos de siempre como Miguél Ángel Arévalo (que reservó el dominio), Lorenzo Clemente (nos vemos en los toros), José Rivero y Daniel Pámpano (nos vemos en la sacristía) y tantos otros.

Y -¡cómo no!- siempre a mi familia, estos textos les pertenecen.

Han sido cuatro años maravillosos: he terminado un MBA, me he mudado de empresa , me he hecho abonado de la Maestranza, he viajado a Nueva York, Alemania, Praga, Venecia, Marruecos, Florencia y Budapest, he abierto tres blogs, he tenido una hija y he cambiado de dirección de correo electrónico.

Entre las no menores cosas que me han sucedido se encuentra el hecho de que un buen amigo, Federico Calderón, imprimió y leyó mis palabras en Santa Sofía de Estambul. Sólo por esto ha merecido la pena. ¡Quién me iba a decir mí que este viaje a Bizancio que es el LECTOR DE ALMANAQUES llegaría algún día al Sancta Sanctorum!

1 comentario:

Anónimo dijo...

El honor ha sido mio...

Fede

 
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