Retomo este texto de "Cuaresma" para celebrar la tarde eucarística. Dejo también el enlace al justamente célebre poema de Lorca quien, después del Evangelista, trató este augusto motivo mejor que nadie: "Oda al Santísimo Sacramento del Altar".
Por el cielo en agraz de finales de marzo, por la luz cereal de la tarde de abril, por el cáliz secreto de los viejos compases y los sarmientos duros de las hondas callejas. Por las torres alzadas como antiguas custodias y la luna redonda en su alto ostensorio. Por las blancas espigas uncidas por la plata y las llamas de oro que la yunta rotura, jornaleros del fuego con la túnica limpia caminando descalzos sobre surcos de cera. Por los peces que bogan en los ojos sin sueño, por la harina del humo que blanquea las sombras y perfuma las uvas que brillan al crepúsculo, los astros conjurados del firmamento añil. Por el grano de trigo que rompe en los naranjos la cáscara morada de la flor nupcial y por el vino dulce de los buenos recuerdos, la embriagada sustancia de la felicidad. Venga a nosotros el reino de los jueves.
Danos el Pan.
jueves, 3 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Danos el Pan de cada día.
Amén.
Un abrazo.
Publicar un comentario