EL LAGO DEL OESTE
A mi padre
Cierro los ojos y los abro en China,
el Lago del Oeste me rodea.
Contemplo las montañas y los templos
y las aguas profundas y tranquilas
uncidas al silencio de la luna
donde emergen las voces de otros tiempos.
Nos despedimos antes de las lluvias
al pie del Pabellón de las Orquídeas.
Seda rasgada y lágrimas de bruma,
tu barca se alejaba entre los sauces
que mecían las sombras de la orilla
por el cielo mojado como jade.
(Mis ojos se sumergen en el lago
misterioso y profundo como China.)
La fotografía, por una vez y sin que sirva de precedente, es mía.
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