lunes, 13 de febrero de 2012

John Keats (1795-1821)


Como a la gota de ámbar sobre el fruto maduro, henchido por el sol y por las últimas lluvias del estío, cuando congrega junto a sí a las doradas abejas, o como a esa brisa de mármol que a través de los siglos desciñe dócilmente los pliegues de una túnica sobre un cuerpo de nieve y todavía cautiva la mirada: Verdad y Belleza. Así, más breve que las flores que rodean tu lápida, pero eterno como la ciudad en que reposas, lo mismo que un cometa o una estrella fugaz, contemplamos serenos tu palabra escogida y libamos de ella. No naciste para la muerte, aquí no figura tu nombre: el canto preexiste y permanece, es el fuego sagrado que las almas avivan sobre el altar del tiempo, donde el yo se desprende hacia algo más grande e impreciso, forma pura y urna funeraria, cadencia de la tarde en un lugar de Roma.

  Tumba de Keats en el Cementerio Acatólico de Roma.



("Oda a un ruiseñor", final del la película "Bright Star")

4 comentarios:

Antonio Rivero Taravillo dijo...

"A thing of beauty is a joy for ever..." Keats, siempre Keats. Gracias por recordarlo.

José María JURADO dijo...

Antonio gracias a ti por traducirlo magistralmente.

Mora Fandos dijo...

Keats, para mí el mejor de la segunda generación de románticos. Buen recuerdo, José María.

José María JURADO dijo...

Gracias, José Manuel, más allá de las mixitificaciones borgianas, yo estoy empezando a apreciarlo más ahora, por la raíz profusa, quizá shakespeariana, dicen, de su lenguaje. Yo tengo debilidad por Shelley, así que dejémoslo en tablas, o sea en "Adonais", la más hermosa elegía jamás escrita en inglés, me parece.

 
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