miércoles, 14 de noviembre de 2012

Johannes Gutenberg

Cuando estuve en Maguncia no fui consciente de que en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla hay un ejemplar de la Biblia de 42 líneas, el primer libro jamás impreso en una imprenta de tipos móviles y acaso, todavía, el mejor. Porque nació perfecto.

Parece fuera de toda duda que la imprenta es el invento del milenio. Se estima que para componer la Biblia, que no pudo acabar por falta de solvencia, Gutenberg hubo de forjar más de cinco millones de caracteres.

Lo que nos lleva a la gran pregunta, ya que hablábamos de la Universidad, ¿era de ciencias o de letras?
 
Galaxia Gutenberg

¿De qué mundo he venido? Bajo una hilera de casas apretadas y muros entramados de madera atravieso la alta noche de la alquimia. La ciudad es un angosto laberinto de letras encajadas en raíles. Rosada como las torres de Maguncia, una columna de fuego señala mi morada junto al Rhin. La gélida ventisca de los siglos la alimenta, el horror de los bosques, los carmina burana. En ella arden los signos diminutos, las góticas esquirlas que suben y se expanden por el cielo constelando el vacío. ¿Desde qué mundos nos miran? Sobre el papel en blanco de la nieve fragua el plomo como el pan de Alsacia y la palabra de Dios, prensada igual que el vino, rompe la vidriera de las catedrales.

Pero si paso mi mano sobre el cielo se borran las estrellas electrónicas.

 

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