lunes, 4 de junio de 2018

I. U.


No deja de ser una tragedia de Shakespeare, a mí me recuerda la historia a “Match point” de Woody Allen, solo que la bola ha caído del lado de la cárcel.
En mi opinión es humanamente culpable, pero metafísicamente inocente, y me explico: de la mlsma forma que una persona humilde que ingresa en prisión nos puede inspirar piedad, pues su delito puede ser consecuencia ciega de su destino aciago, también nos debería inspirar piedad quien, favorecido aparentemente por los dioses, es arrastrado a una perdición fatal.
La opinión pública practica con mucha crueldad el linchamiento mediático, pero el principio famoso de Concepción Arenal "odia al delito y compadece al criminal" no debería excluir si bien se piensa a los poderosos.
Solo creo en la prisión como un mecanismo de protección en casos extremos o como una vía de reinserción, pero no como un modo de venganza, pues el descrédito social y la inhabilitación pública deberían ser penas suficientes - esto vale también para los del lazo amarillo que tuvieron la mala fortuna de que su jefe se fugara, pero que con un criterio moral y no legal, deberían estar en su casa, inhabilitados, pero en casa-.
Bueno, a lo que venía, no me parece justo, en el sentido divino de la palabra justo, que este Iñaki pague en la cárcel los desmanes de medio siglo de borboneo. Es una víctima de la fatalidad, como lo fue, y aún más gravemente, Isabel Pantoja, que pagó los platos de la fiesta rota por saber cantar.
En cualquier caso el rey y la reina de España tienen ahora una gran ocasión de mostrar a su pueblo su nobleza y su virtud yendo a ver a la cárcel a su familiar, sin preguntarse si había culpabilidad o no, pues bastante desgraciaí hay en ser preso. No lo podrán hacer o lo harán, estoy seguro, por persona interpuesta, es lo que tiene ser rey y no Rey, que obliga al gobierno a golpe de tweet.
En la medida en la que juzgues, serás juzgado dijo Aquel que anunció que quienes no fueran a la cárcel a visitarlo en la persona de cualquier preso serían arrojados al Geehnna, a la siniestra del Padre.
Pero ¡qué dices, insensato! , si esto ya no está de moda, y lo que rige al mundo es la moda y no la virtud.

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