domingo, 3 de abril de 2011

Poema de un día (laboral)

Con tantos millones de parados quejarse del trabajo está muy feo, pero no me importaría repartir algo últimamente. Me consuelo, mientras tanto, con otra tirada de "Los ripios de Alipio", mi alterego burlón y satírico. Aunque, hoy por hoy, me convendría mejor  (y a quién no)  un estado Satie-Rico.


Cada día, o mejor, cada jornada
me depara, astifina, una cornada.

Y  para esta dolencia no hay pastillas
ni aún la primavera de Sevilla.

Me asomo a la ventana, el sol levanta
la luz del azahar: ¡Semana Santa!

Condenado diez meses a galeras
¿qué más se me da a mí la primavera?

Ora et labora, dijo el monje sabio,
yo prefiero escribir en mi astrolabio.

He perdido viviendo en la oficina
el horizonte azul de las piscinas.

Con el haiku alivié mi ánimo roto,
entonces sobrevino el terremoto.

Un sábado escribiendo calendarios
no conjura al demonio hebdomadario.

Ni me arregla tampoco la semana
la muesca vertical de la toscana.

Y todo por un sueldo, fruto pírrico
de aquel abominable trance bíblico.

Al cabo ya vendrán tiempos mejores
que así mezcla la vida sus colores
(y sabes que podrían ser peores).

Es inmoral quejarse del trabajo,
así que ¡basta ya! y vuelta al tajo.

4 comentarios:

Fernando Moral dijo...

Je, je. Bueno, pero tampoco te pases. El tajo déjalo para mañana.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡A trabajar pues!

¡Qué arte tienes Jurado!

Olga Bernad dijo...

Lo suscribo de cabo a rabo. Me ha gustado lo del estado Satie-rico. A mí también me convendría, pero no me doy...

¡Ánimo!

Elías dijo...

Yo, como Olga, suscribo esos ripios de Alipio, pero no hasta el rabo; ahí me alío con Fernando.

Abrazos a todos.

 
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