domingo, 28 de marzo de 2010

Cuaresma (día 40 y fin).

Acaricio la espina y se deshace. Soplo la ceniza. Es una flor morada en el viento de abril. La caja de herramientas permanece sellada. No hay clavos, solo tuercas de mariposa que dejan en los dedos limaduras de ala. El martillo no está. El espejo me mira sin fisuras. Lo retiro. La pared está lisa, tersa, como una piel recién pintada. Pero aún permanece el agujero. Acerco mi mano, la paso por la herida. Mis ojos se deslumbran y el tiempo de la gloria se adelanta. ¿Ha sido todo un sueño?

No. El sueño empieza hoy.

6 comentarios:

José María JURADO dijo...

Y como dicen los pingüinos de la tierra mía: "He dicho".

Feliz Semana Santa.

Juan Antonio González Romano dijo...

Enorme Cuaresma la que nos has regalado, José María. Pura emoción, pura literatura. Un abrazo. Y feliz Semana Santa.

José María JURADO dijo...

Gracias, Juan Antonio, ahora, en Semana Santa te toca a ti. Que yo libro. Un fuerte abrazo y nos vemos por las calles.

José Miguel Ridao dijo...

Mi enhorabuena sincera por toda la serie, José María. Que disfrutes de la Semana Santa. Yo estaré en Alájar y veré algo en Aracena.

Un abrazo.

Las hojas del roble dijo...

Ha sido una serie preciosa, José María.
Has dicho y bien.
Un fortísimo abrazo.

Unknown dijo...

José María:todo un éxito la serie dedicada a la Cuaresma.

Enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

He dicho

 
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